LA CIGÜEÑA Y LAS GRULLAS
Una bandada
de grullas que pasaba volando por encima del bosque descubrió a una cigüeña solitaria
en lo alto de un árbol.
-Ven con
nosotras- le dijeron al pasar-. Vamos a un campo de trigo donde podrás comer
toso lo que quieras.
Hacía días que
la cigüeña no probaba bocado, así que no se lo pensó dos veces y echo a volar
con las grullas.
La bandada
llego enseguida al trigal, y la cigüeña comenzó a pasearse por entre las
espigas decidida a comerse las más doradas. Pero antes de que pudiera picotear
un solo grano, el granjero se acercó con sigilo y atrapo a toda la bandada con
una pesada red.
-¡Señor,
señor!- dijo entonces la cigüeña-. ¡A mi podéis dejarme marchar, porque no
pertenezco a la bandada! Ya veis soy una cigüeña y no una grulla, demasiado sabéis
que las cigüeñas limpiamos los campos de culebras y víboras.
-Puede que tú
no seas grulla- respondió el granjero-, pero el caso es que te he encontrado en
compañía de ladrones y recibirás el mismo castigo que ellos.
QUIEN SE JUNTA CON LOS MALOS TIENE UN FINAL DESGRACIADO.

Comentarios
Publicar un comentario