PULGARCITO
Se decía de aquel bosque frondoso que habitaba allí un ogro feroz... En las cercanías del bosque vivía un leñador con su esposa y sus siete hijos. El menor de ellos era muy chiquitín y por eso todos le llamaban Pulgarcito. El leñador no ganaba lo suficiente para mantener a su numerosa familia.
-Mañana abandonaré a los niños en el bosque.¡Tal vez allí logren subsistir!-
Pulgarcito oyó lo que su padre había decidido e inmediatamente salió a la calle. Se llenó los bolsillos de piedrecillas y después se acostó, aunque no pudo dormir. Al día siguiente padre e hijos se adentraron en el bosque. El leñador se puso a talar. Los niños estuvieron jugando mucho rato, hasta que uno de ellos notó la falta del padre.
-Papá se ha ido sin nosotros,¡Y no sabemos el camino para volver a casa...!-
Se echaron a llorar, pero Pulgarcito les consoló.
-No temáis- dijo.
-He ido dejando caer piedrecillas por el camino. Siguiendo el rastro, volveremos a casa.-
La madre lloraba la pérdida de sus hijos, cuando de repente se abrió la puerta... Juntos de nuevo, se abrazaron felices. Pero al cabo de tiempo, Pulgarcito oyó:
-¡No consigo dinero suficiente para alimentarlos, tendré que abandonarlos de nuevo!-
A la mañana siguiente, camino del bosque, Pulgarcito fue dejando caer migajas de pan. Cuando los niños estaban distraídos, el padre escapó de allí sigilosamente.
-Volveremos a casa- dijo Pulgarcito al darse cuenta de que otra vez estaban solos.
Pero los pájaros se habían comido las migas de pan y no encontraron el rastro.
-Ahora sí que estamos perdidos; además,¡Se está haciendo de noche...!
-Yo buscaré el camino- dijo el hermano mayor-. ¡Seguidme todos!-
Era ya noche cerrada y el viento silbaba siniestramente entre los árboles. De repente a lo lejos vieron una casa. La del ogro...
-Mañana abandonaré a los niños en el bosque.¡Tal vez allí logren subsistir!-
Pulgarcito oyó lo que su padre había decidido e inmediatamente salió a la calle. Se llenó los bolsillos de piedrecillas y después se acostó, aunque no pudo dormir. Al día siguiente padre e hijos se adentraron en el bosque. El leñador se puso a talar. Los niños estuvieron jugando mucho rato, hasta que uno de ellos notó la falta del padre.
-Papá se ha ido sin nosotros,¡Y no sabemos el camino para volver a casa...!-
Se echaron a llorar, pero Pulgarcito les consoló.
-No temáis- dijo.
-He ido dejando caer piedrecillas por el camino. Siguiendo el rastro, volveremos a casa.-
La madre lloraba la pérdida de sus hijos, cuando de repente se abrió la puerta... Juntos de nuevo, se abrazaron felices. Pero al cabo de tiempo, Pulgarcito oyó:
-¡No consigo dinero suficiente para alimentarlos, tendré que abandonarlos de nuevo!-
A la mañana siguiente, camino del bosque, Pulgarcito fue dejando caer migajas de pan. Cuando los niños estaban distraídos, el padre escapó de allí sigilosamente.
-Volveremos a casa- dijo Pulgarcito al darse cuenta de que otra vez estaban solos.
Pero los pájaros se habían comido las migas de pan y no encontraron el rastro.
-Ahora sí que estamos perdidos; además,¡Se está haciendo de noche...!
-Yo buscaré el camino- dijo el hermano mayor-. ¡Seguidme todos!-
Era ya noche cerrada y el viento silbaba siniestramente entre los árboles. De repente a lo lejos vieron una casa. La del ogro...
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